Rusia apunta un precipicio demográfico
Rusia apunta un precipicio demográfico
Después de la desaparición la URSS, Rusia ha llevado una crisis a rastras: la demográfica.
Durante la época del presidente Vladímir Putin todo apuntaba a que el país se alejaba del peligro gracias a un mejor nivel de vida, al aumento de la esperanza de vida y a los programas para estimular los nacimientos.
Sin embargo la realidad es que Rusia siempre ha estado al borde del precipicio. El descenso en los nacimientos comenzó a sentirse el pasado año por lo que el Gobierno ha advertido que la pérdida de población puede afectar a la economía de Rusia, que no ve el momento de salir de la crisis actual.
El ministro de Desarrollo Económico Maxim Oreshkin expresó que Rusia va a sufrir “en los próximos cinco o seis años una de las situaciones más difíciles del mundo”. “Vamos a perder unas 800.000 personas en edad de trabajar al año debido a la estructura demográfica”.
Según los datos dados a conocer por la Agencia Estatal de Estadística (Rosstat), entre enero y julio de este año en curso el número de fallecimientos superó al de nacimientos en un 11,8 %, mientras que un año antes sólo fue un 1,3 % mayor.
Kirill Rodin del Centro de Estudios de la Opinión Pública (Vtsiom) manifiesta que cuando a los rusos se les pregunta por qué no tienen niños la respuesta es que “no hay suficiente dinero” o “criar a un niño es caro”. De ahí que los “agujeros demográficos” coincidan con las crisis económicas. En los primeros seis meses de este año hubo en Rusia 821.200 nacimientos por 928.400 en ese periodo del 2016.
Los expertos piensan que la demanda de mano de obra, que comenzó a crecer a mediados del 2016 será cada vez mayor. Pero, con un desempleo bajo (5,2%) las empresas no encontrarán personal preparado.
La previsión de expertos y Gobierno es que la población rusa, 146 millones de personas, mantenga su descenso hasta el año 2030. Hace siete años la ONU preveía que la crisis demográfica dejaría a Rusia con sólo 125 millones de habitantes en el año 2025. El resultado no es tan catastrófico pero sí muy preocupante para las autoridades de Moscú.
Hasta el momento se confiaba en dos fenómenos:
1 – las políticas para aumentar la natalidad impulsadas hace más de 10 años cuyo resultado fue el llamado “ baby boom de Putin”, que comenzó a notarse en el año 2007, año en el que por primera vez desde el fin de la URSS aumentaron los nacimientos. Tocó techo en el 2014, cuando llegó la crisis económica. Dar un nuevo empujón a estas políticas tendría resultado a largo plazo ya que la nueva generación tardará entre 15 y 20 años en incorporarse al mercado de trabajo y tampoco tendría éxito, según Védomosti Anatoli Vishnevski, director del Instituto de Demografía de la Escuela Superior de Economía de Moscú, porque la población femenina nacida en la década de 1990 es muy pequeña. Una crisis demográfica influye en la siguiente.
2 – la inmigración laboral. Varios millones de personas procedentes de las ex repúblicas soviéticas de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) hallaron en la Rusia de los petrodólares un futuro que no tenían en sus países.Sin embargo la crisis económica hiso desaparecer los estímulos para emigrar a Rusia.
Alexéi Raksha, experto de Rosstat, manifestó que para compensar la pérdida de población hasta el 2030 Rusia tendría que atraer entre 9 y 15 millones de inmigrantes.
Rostislav Kapeliúshnikov, subdirector del Centro de Estudios Laborales de la Escuela Superior de Economía, piensa que el agujero demográfico ruso supondrá un recorte del 10% de la población, con una pérdida de entre seis y siete millones de personas